lunes, 27 de julio de 2009

Encended vuestras luces...


Encended vuestras luces antes de atravesar
la gran sombra. Buscad la verdad, antes de que la verdad os
sorprenda. ¡Sudad ahora para no tener que llorar después!

Chico Xavier. Nuestro Hogar.

Cosecha...


“Los que recogen las espigas maduras, no deben ofender a los que
plantan a distancia, ni perturbar la siembra verde, aún en flor.”

Chico Xavier. Nuestro Hogar.

lluvia...


¿No sabe que hay lluvias que
destruyen y lluvias que vivifican?
Con las lágrimas también es así.


Chico Xavier. Nuestro Hogar.

miércoles, 22 de julio de 2009

Reina del Fuego



A la Divina Madre, a la Señora Kali, a Egunita, a Brighid, a la Reina del Fuego.

Se escucha como crispan chispas naranjas en el aire de la noche.

Desde lejos se oyen los pasos de doncellas corriendo, más allá de la montaña y del bosque, alumbra una estrella naranja el oscuro lienzo del cielo.

El aire que se tornaba frío fue transformándose cálido a pesar del invierno, los grillos que se sentían cerca y el viento que venía de lejos, desde la montaña bajan los gitanos y las damas del fuego.

Ritmo en sus pasos, bailaban alrededor de la hoguera, una percusión intrínseca proveniente del latido de sus pechos.

La Madre Noche, arriba, cubierta de su manto negro y sus miles de ojos, rodeaba a sus hijos consumiéndolos.

Entraban dormidos a su seno, comían frutas y leche, se regeneraban y salían despiertos.

La Divina Madre, Divina Justicia los amamantaba en el desierto.

José Cabrera.

domingo, 12 de julio de 2009



Si realizas
una transformación básica
en tí mismo,
entonces influirás
no sólo sobre
quienes están cerca tuyo,
sino que afectará
toda la conciencia
el mundo.

Krishnamurti (1975)

domingo, 5 de julio de 2009

Oración Gnóstica a la Divina Madre.




¡Oh Isis!, Madre del Cosmos,

raíz del amor, tronco, capullo,

hoja, flor y semilla de todo lo que existe;

a ti fuerza naturalizante,

te conjuramos;

te llamamos

Reina del Espacio y de la Noche,

y besando tus ojos amorosos,

bebiendo el rocío de tus labios,

respirando el dulce aroma

de tu cuerpo exclamamos:

¡Oh Nuit!, Tú, Eterna Seidad del Cielo,

que eres el Alma Primordial,

que eres lo que fue y lo que será.

¡Isis! a quien ningún mortal ha levantado el velo.

Cuando tú estés bajo las estrellas irradiantes

del nocturno y profundo cielo del desierto,

con pureza de corazón

y en la flama de la Serpiente,

te llamamos.