lunes, 21 de septiembre de 2009

Consecuentes coincidencias.


La encontré en el éter claro
cargado de música vagabunda,
de consecuentes coincidencias,
con su mirada cortando la oscuridad,
tijeras de luz que no dejan de mirar.

La encontré en vidas futuras,
y la volví a mirar extraño,
conociendo la savia que mana,
entreabriendo el ojo del medio,
de aquellos ojos afilados.

¡Y cómo nos encontramos!
Se abrazan como dos viajeros,
nuestros inconscientes pensamientos,
se abrió la escarcha,
que cerrada tantos años
no nos dejó charlar pausado, lento.

¡Y cómo desaparecen!
¡Cómo se extinguen,
bajo su mirada cortante,
las blancas hemorragias!
¡Ay, como se evaporaban!

Vuelve la luz al foco,
Reencuentro,
dos historias, dos ríos,
abrazados bajo el cielo,
dos cielos, abrazados por el destino.

En la tranquilidad gatuna
de una fiebre que no se acalla,
la encontré, recortando duelos,
deshojando el día, el sol,
con su mirada, casi tácita, nocturna.

Y ya me voy,
por los caminos añiles,
llevando una lámpara nueva
hecha por sus manos,
sus manos, no he de olvidarlas nunca.

Y ya me fui, su voz me sigue,
arrancando versos de su mirada,
que corta lo imposible,
me da la llave del cuarto del fondo,
tijeras de luz, cortando penas.

José Cabrera

1 comentario:

Mare Nostrum dijo...

Hola, soy de España, por casualidad y buscando esa excelente frase de Cantinflas de "¿jugamos como caballeros o como lo que somos?" he encontrado tu blog. Me encanta cómo escribes, tu profundidad, tu madurez y por lo mismo me asombra tu juventud. Sigue escribiendo, porque vales mucho.
Un saludo.