martes, 7 de octubre de 2008

No me olvido



Ay Rigoberto Pérez
tu tierra sigue siendo tuya
tus hijos, tu mano de guayabo,
la negra te sigue esperando
aunque no te hayamos encontrado.

Ay cómo hubiese disfrutado,
mis venas rozadas por tu arado,
ser la cosecha que tanto quisiste,
ser tu hijo, ser tu hermano,
darle una mano a tu mano de guayabo.

Ay María de Jesús!
yo te conozco y te amo,
cuánto sufriste aquella tarde de garrote,
cerraste la ruta
y en la comisaría abrieron tu campo.

Ay descubrieron tu secreto,
lo que guardaste tantos años,
te robaron el penúltimo suspiro
con aquel alambre de púa herrumbrado
te robaron, mas no te mataron.

Ay NN!
si supiese tu nombre
en mi casa te hubiese sembrado,
tus huesos de quién sabe donde
en mi garganta están gritando.

Ay Mujeres y Hombres!
asosiados con el silencio de la noche,
en sus mismas capueras,
frente a sus mismos frutos, torturados.

Ay yo no me olvido!
aunque en ese cementerio
todavía no haya nacido,
yo no me olvido de tu rabia,
tu petición de migaja, campesino esperanzado.

Ay cómo corre!
la sangre de los sembradores
y se apodera la amnesia entre los míos,
nosotros, los distraídos, indiferentes,
los que comemos de las manos de guayabo.

Ay cómo corre el río!
corre y embebe
las raíces del castigo,
yo soy río y me duele,
soy río,
pero no me olvido.

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